martes, 4 de febrero de 2014

EL VIAJE DE MI VIDA: EUROBIKE, LIVIGNO Y SUIZA

Este año ha sido muy bueno por muchas cosas, pero hay una cosa que recordaré mucho tiempo: EL VIAJE DE MI VIDA. El día que me llamó Esteve y me dijo si quería ir a Livigno a hacer 5 días de ruta en los Alpes, casi me muero. ¿De verdad? no me lo podía creer. Me estaban proponiendo un viaje de auténtico lujo para escribir un reportaje para la Revista MOUNTAINBIKER... Además conocería a Hans Rey, una leyenda del MTb y nos haría de guía... ¿De verdad? Es que no me lo puedo creer...Estuve bastantes días sin creérmelo hasta que cogí el avión en dirección a Zurich, donde un autobús gratuito me llevaría hasta Friedrichshafen, Alemania, a ver el Eurobike 2013. Después de pasar un día en la meca del ciclismo, viendo todas las novedades y alucinando con la cantidad ingente de bicis que llegué a ver, un bus privado nos llevaría hasta Livigno, en el norte de Italia.



























Después de pasar incontables fronteras y de hacer 5 horitas de coche, llegamos al temido túnel de Livigno, donde después de 10 minutos agónicos pasamos al otro lado, donde nos esperaba un gran Lago, preludio del paraíso que se intuía al fondo. La llegada al hotel fue alucinante. Nunca había estado en un hotel como aquel, aunque tampoco había estado en un sitio como Livigno. En la cena conocimos a la resta de los integrantes del Trip europeo. Milos y Kubba eran polacos, Lars era Alemán y los guías italianos. Al día siguiente nos recogió Fabrizzio para hacernos de gúia y llevarnos por la zona cercana a Livigno, el Carosello 3000. Cogimos un remonte y hasta la cima, donde unas vistas de ensueño nos dieron una bofetada de realidad alpina. Estábamos a más de 2500 m de altura, costaba respirar, aunque creo que fue más por la emoción que por la altitud. Después de un sendero rápido y de las primeras fotos con Wartek Wolinski, uno de los mejores fotógrafos del mundo, cogimos otro remonte que nos llevaría, esta vez si, y hasta los 3000 m. Nunca había estado tan alto y mucho menos en bici, esperando comenzar un camino que nos llevaría hasta el fondo del valle, pasando por uno de los entornos más bonitos que he visto en toda mi vida. Abajo, después de temblar de emoción en una bajada divertidísima, nos esperaba un pequeño hostal, Cheséira de Federía, donde comimos como nunca. Y de beber ni os cuento. Nos trataron de lujo. El resto del día continuo del mismo modo, bajando y disfrutando de un paisaje de alucine.


















El día siguiente fuimos a otra zona. Nos recogió un bici taxi que nos llevó hasta el refugio A.Berni, en los Dolomitas. Desde allí empezamos un sendero especialmente técnico y divertido, la Romántica. Preciosa combinación de curvas, piedras y desnivel, donde cualquier fallo te podría comportar un susto...de muerte. La parte final, con una sucesión de más de 80 curvas era la guinda del pastel. Tremendo.

















Aqui podéis ver qué tipo de camino es la Romántica...

Al día siguiente nos esperaba un guia de auténtico lujo. Hans Rey estaba en la puerta del hotel esperándonos. ¿Cómo? ¿Hans Rey nos hace de guía? Madre mía...así será el camino! Pues si, la verdad es que era de hórdago. El Sunny Valley empezaba desde muy arriba, donde un refugio de montaña nos esperaba para prepararnos un espressino buenísimo. Poco después nos poníamos en camino y empezaba uno de los tramos más bonitos del viaje. No os podéis imaginar que tipo de camino nos encontramos. Serpenteando de manera natural, se dibujaba un camino que cruzaba de valle en valle y nos llevaba rápidamente hacia el fondo del mismo, donde el paisaje alpino se mezclaba con pequeños pueblos tipo Heidi. Acojonante. Además Hans es un tipo muy profesional y nos deleitó con un sinfín de trucos en cualquier piedra que sobresalía. Menuda técnica. El final del día deparaba otra sorpresa. Nos habían preparado una cata de vinos. De verdad, ¿Estoy soñando? Pues no, porque por si esto fuera poco, después de beber el mejor vino de la zona nos llevaron a unos baños romanos, donde nos pudimos relajar en unas de las aguas termales más antiguas del planeta. De verdad, es que no me lo creo...
























El último día pasamos la noche en Suiza, desde donde saldríamos para empezar la última ruta. El Ospizio Bernina era el inicio y para llegar a él deberíamos coger el tren rojo suizo, uno de los trenes más bonitos del mundo. Además hay vagón para las bicis, hay que jod...se. Desde el lago bianco, a pies de un glaciar de 4000 m empezaba la ruta. No hay palabras para describir el senderito que estábamos haciendo. Hacía un día perfecto, 20º grados a 300 0m en Suiza, manga corta, siguiendo la estela de Hans Rey y con una sonrisita en la cara de las que te salen sin darte cuenta. La parte final del sendero se ponía complicada, pero ahí teníamos al bueno de Hans para enseñarnos cómo hacerlo. El final de la ruta en Poschiavo, comiendo en la plaza del pueblo, fue el colofón a una ruta épica, preciosa, perfecta y que nos ha dejado un sabor de boca amargo porque, ¿cuando volveré?



















y este es el resultado final:
















http://www.mountainbiker.es/revista/

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